domingo, 22 de marzo de 2015

Historias petroleras.

Érase que se era una época en la cual yo era un cenutrio jovenzuelo. Iba a un colegio que tenía en su etapa de Bachiller un profesor de lengua que se llamaba Juarrero, era su apellido, el nombre se desconocía. (Recientes averiguaciones me han llevado a descubrir que se llamaba Fermín).

Los demás astutos profesores tenían motes como el moro, Bombillo, Morci, el cerdo, Mortuorio, Sandalio, Pataputa, capitán Garfio, Focio, el lobo... Pero este en concreto no tenía mote, todos le conocíamos como Juarrero, y se podía decir que era un profe muy muy veterano y asaz majete. Lucía mas o menos así:

Bajito, narigón, y siempre con boina y gabardina.
(por cierto, ya se que no soy Goya precisamente)

Y con el aire ese tan simpático de los que se les pone cara de abueletes. El caso es que Juarrero tenía costumbres simpáticas, por ejemplo en días no tan correctos políticamente de repente soltaba a la clase "el primero que me enseñe una moneda de cinco duros puede fumar", otra de ellas era la de encarnarse de Sandokán los días esos tontos vísperas de vacaciones cuando no había nada que hacer, y nos dirigía a nosotros (sus cipayos) al asalto juerguístico de las clases vecinas para armar fiesta. Como se puede imaginar su alumnado le obedecía festiva y diligentemente. El, ya en vísperas de pasar a ser jubileta, pasaba de rollos disciplinarios.

La mas celebrada de sus costumbres iba con la cosa de aquel cole de tener un "librito". Si no hacías tareas, o te portabas como un jamelgo, te apuntaban al librito y penabas tu pecado estudiando dos horas extras después de la salida de clase encerrado junto al despacho del dire. El caso es que una vez que ibas al librito no había remisión, salvo con Juarrero. Si entregabas a este bonachón y pitufoso profe dos "petroleras" tu castigo era levantado ipso facto. Las petroleras eran calendarios de esos de bolsillo pero en el lado de la foto tenía que haber una señorita con amplio escote, o en bikini o en ropa interior. Por supuesto esos calendarios se cotizaban como oro.

Veamos un ejemplo de las "petroleras" de la época:


Y es ahora de que me entero del origen del nombre de los susodichos calendarios, un cutrefilm de la época que debió (y no me extraña) alegrar el día al ínclito profe Sr. Juarrero. Es este:

Les petroleuses (1971).

Se trata de una muy sinsorga película que se dedica a pasearnos los escotes de Brigitte y Claudia por delante de las narices durante hora y media, y ya de paso pretende ser una comedia de acción del oeste muy a la francesa. Digamos que los escotes de las protas son una maravilla y el resto una mierda pinchada en un palo, no hay chiste que se salve, los malos son bobos y los buenos aún mas. La historia no tiene pies ni cabeza y si no fuera por ese par de beldades sería infumable, pero al menos el solomillo es de primera división.

 Para que os hagais una idea:

Ejem, ejem.

En fin, a destacar el sheriff, el típico chiste con patas al cual a todo hijo de vecino le gustaría estrangular, los diálogos para besugos, y las constantes chorraditas sobre el negro, el indio, el chino, el vasco, que parecen personajes sacados de un libro de chistes de la Gestapo. Un filme cutrecenutrio de órdago para ustedes.

Ya emulizado, ripeado y con el audio resincronizado por yo en: Les petroleuses (1971) - audio esp. fr. - Cutrefilms 1571.mkv

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